La carretera a Friera de Valverde, cuya titularidad es de la Diputación Provincial, sale de la regional que une Bretocino con el cruce con la Z-100. A la altura de cruzar el arroyo del Castrón en dirección a Burganes de Valverde, se toma la carretera de Friera. Son cinco kilómetros de longitud, con un trazado, salvo el primero, lleno de curvas, de subidas y bajadas, que se adapta al terreno.
Hasta un total de 12 curvas y tres cambios de rasantes se han contabilizado en este trazado.
Pues bien, no hay ni una sola señal vertical en toda la carretera, que indique a los conductores el estado y trazado de la vía. Así, pesar de las curvas, varias de ellas muy cerradas, no existe ninguna placa que indique ni “curva peligrosa” ni “prohibido adelantar”; tampoco hay señales de limitación de velocidad. Tan sólo la desdibujada línea blanca horizontal de la mediana orienta malamente al conductor.
A esta falta de señalización, muy común en otras vías comarcales, por ejemplo las carreteras del Eria o la misma que une Navianos de Valverde con Aguilar de Tera -por citar sólo dos ejemplos- hay que unir en Friera el firme en mal estado, irregular y agrietado.
A estos problemas de seguridad vial hay que añadir otro; al poco de haber tomado el desvío en dirección a Friera desde la carretera general entre Mózar y Bretocino, se toma una curva que enfila una recta de unos 500 mts. Pues bien, a la salida de la curva el conductor se encuentra en la margen derecha de la calzada con un peligro evidente: un desnivel de 2 mts. sin protección alguna, con el consiguiente riesgo caso de salirse el vehículo o tener que desplazarse hacia la orilla.
Además de lo ya indicado, hemos de hacer constar otros problemas añadidos. Así, los postes kilométricos, situados fuera de la calzada, están cubiertos por la vegetación, con lo que el conductor no tiene ninguna referencia de la distancia recorrida o por recorrer.
Hasta un total de 12 curvas y tres cambios de rasantes se han contabilizado en este trazado.
Pues bien, no hay ni una sola señal vertical en toda la carretera, que indique a los conductores el estado y trazado de la vía. Así, pesar de las curvas, varias de ellas muy cerradas, no existe ninguna placa que indique ni “curva peligrosa” ni “prohibido adelantar”; tampoco hay señales de limitación de velocidad. Tan sólo la desdibujada línea blanca horizontal de la mediana orienta malamente al conductor.
A esta falta de señalización, muy común en otras vías comarcales, por ejemplo las carreteras del Eria o la misma que une Navianos de Valverde con Aguilar de Tera -por citar sólo dos ejemplos- hay que unir en Friera el firme en mal estado, irregular y agrietado.
A estos problemas de seguridad vial hay que añadir otro; al poco de haber tomado el desvío en dirección a Friera desde la carretera general entre Mózar y Bretocino, se toma una curva que enfila una recta de unos 500 mts. Pues bien, a la salida de la curva el conductor se encuentra en la margen derecha de la calzada con un peligro evidente: un desnivel de 2 mts. sin protección alguna, con el consiguiente riesgo caso de salirse el vehículo o tener que desplazarse hacia la orilla.
Además de lo ya indicado, hemos de hacer constar otros problemas añadidos. Así, los postes kilométricos, situados fuera de la calzada, están cubiertos por la vegetación, con lo que el conductor no tiene ninguna referencia de la distancia recorrida o por recorrer.
No existe tampoco ninguna placa que indique la distancia que hay desde la carretera general hasta Friera de Valverde, ni de Friera a la general. El viajero toma conciencia de estar en Friera cuando se encuentra un indicador caído y abollado a la entrada del pueblo.
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Por otro lado es necesario dar una salida a Friera de Valverde hacia la N-631, a la altura de Tábara. Por eso es preciso transformar los caminos vecinales con Faramontanos de Tábara y Pueblica de Valverde en carretera. La única conexión que tiene ahora Friera de Valverde es la carretera actual a la que ya nos hemos referido. En Friera muere la carretera sin posibilidad ahora de continuar.
La comarca de Benavente no es que quede muy lejos de la toma de decisiones de los responsables públicos de Zamora. Lo que sucede, simplemente es que estos responsables –con el presidente de la Diputación, Fernando Martínez Maíllo al frente- no las toman. Cabe preguntarse si ello obedece a lo poco que le interesa a estos dirigentes de Zamora el desarrollo de la comarca de Benavente y la seguridad de las personas y vehículos que por ellas transitan o a su ineficacia para dirigir la institución provincial.
Mientras en el palacio de la Diputación de Zamora sus responsables se debaten entre la ineficacia de su propia gestión o la falta de toma de decisiones, los vecinos de la comarca de Benavente sufren a diario y durante todo el año unas carreteras tercermundistas, que agravan el riesgo de su seguridad.
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