OTRO PELIGRO PARA LA SEGURIDAD VIAL
Esta carretera, de algo más de 6 kilómetros, soporta bastante tráfico rodado, por ser una de las vías que unen el valle de Valverde con la N-525 y con la A-52 a través de su conexión por el valle del Tera.
La carretera es una de los antiguos caminos rurales asfaltados que en junio de 1981 transfirió por vía ejecutiva el IRYDA a la Diputación provincial de Zamora; del mantenimiento y conservación se ha venido ocupando desde entonces la Diputación. Es, por tanto, una carretera de plena competencia de la institución provincial.
Esta carretera, de algo más de 6 kilómetros, soporta bastante tráfico rodado, por ser una de las vías que unen el valle de Valverde con la N-525 y con la A-52 a través de su conexión por el valle del Tera.
La carretera es una de los antiguos caminos rurales asfaltados que en junio de 1981 transfirió por vía ejecutiva el IRYDA a la Diputación provincial de Zamora; del mantenimiento y conservación se ha venido ocupando desde entonces la Diputación. Es, por tanto, una carretera de plena competencia de la institución provincial.
La carretera constituye un auténtico peligro para la Seguridad Vial, pues carece de señalización tanto vertical como horizontal. No hay ninguna señal, pues, que avise a los conductores de posibles peligros, como curvas y cambios de rasantes.
Además, el riesgo se agrava por los innumerables socavones que presenta el firme, en algún caso de casi un metro de anchura, como puede verse en las fotografías que acompañamos. Los socavones dejan ver, por otro lado la fina capa de rodadura con la que se cubre la calzada, apenas de dos centímetros, lo que deja al descubierto pronto la grava que se le sirve de cama y la proliferación de guijarros en la calzada, con lo que aumenta el riesgo de rotura de lunas y de accidentes.
Al firme en muy mal estado, hay que añadir también la ausencia de arcenes y de cunetas. Aunque el peor tramo se encuentra entre los cinco kilómetros que unen Micereces y San Pedro de Zamudia, tampoco entre esta última localidad y Morales de Valverde la carretera se encuentra en óptimas condiciones. Sigue siendo estrecha, con firme en mal estado, con los acostumbrados problemas de falta de arcenes, vegetación en los márgenes y falta de señalización.
Es preciso pues acometer una obra que contemple:
1. El ensanche de la carretera
2. Una nueva capa de rodadura
3. Señalización horizontal y vertical en la calzada
4. Construcción de arcenes, de cunetas y de sistemas de evacuación del agua.
Además, el riesgo se agrava por los innumerables socavones que presenta el firme, en algún caso de casi un metro de anchura, como puede verse en las fotografías que acompañamos. Los socavones dejan ver, por otro lado la fina capa de rodadura con la que se cubre la calzada, apenas de dos centímetros, lo que deja al descubierto pronto la grava que se le sirve de cama y la proliferación de guijarros en la calzada, con lo que aumenta el riesgo de rotura de lunas y de accidentes.
Al firme en muy mal estado, hay que añadir también la ausencia de arcenes y de cunetas. Aunque el peor tramo se encuentra entre los cinco kilómetros que unen Micereces y San Pedro de Zamudia, tampoco entre esta última localidad y Morales de Valverde la carretera se encuentra en óptimas condiciones. Sigue siendo estrecha, con firme en mal estado, con los acostumbrados problemas de falta de arcenes, vegetación en los márgenes y falta de señalización.
Es preciso pues acometer una obra que contemple:
1. El ensanche de la carretera
2. Una nueva capa de rodadura
3. Señalización horizontal y vertical en la calzada
4. Construcción de arcenes, de cunetas y de sistemas de evacuación del agua.
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